Foto: Ricky Dávila, nubes de un cielo que no cambia |
de repente y por unos segundos nada se escucha,
no es el silencio
el eco sonó igual que la voz
tú lo dijiste: no volvamos por allá.
A mediodía una estrella encandila, impide mirar
hacia arriba,
sólo al pobre horizonte con rubia que tira la cartera.
La quemo, incendio lo seco que nos queda,
ayudo a recoger las cenizas
y te pienso en algún lugar del atardecer
cogida de la tarde conmigo.
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